Como todos los que vieron el mar, Atilio podía pensar La Inmensidad. A diferencia de los que vieron el mar, él nunca lo había visto. La inmensidad la pensaba de otra manera, incluso distinta de los que no vieron el mar, pero sí la llanura. Todos ellos se percatan de Lo Inmenso al ver un paisaje homogéneo sin poder distinguir dónde y cómo acaba. Atilio veía La Inmensidad en miles de cosas que tanto podrían ser miles como una sola -Inmensa- ¿acaso el mar no son millones de partículas de agua? ¿La Pampa no son millones de kilómetros de tierra? Sin embargo la gente ve El Mar -"Es inmenso", dicen- ve La Llanura. Atilio veía la inmensidad en todas partes: en una montaña, en el cielo, pero también en un pie -capaz de aplastar a cientos de hormigas-, incluso en una hormiga... Atilio pensaba a La Inmensidad de una forma totalmente distinta del resto de los hombres. Atilio se veía a sí mismo inmenso. Veía todo Inmenso.
Cuando terminó su vaso de cerveza, levantó la cara y miró a su alrededor. Siguió pensativo, atribulado, un rato más. Miró a los ojos -inmensos- de Claudio y dijo: -Bueno, hagámoslo.- Yo no entendí a lo que se refería, pero no tenía por qué entender. Esto era entre Atilio y Claudio. Los dos se levantaron y Claudio, que sí vio el mar, pensó que cuando para alguien -como Atilio- todo es inmenso, en realidad nada lo es.
me gustó mucho! (creo que yo entro en la bolsa de personas simples que ven en el mar la inmensidad)
ResponderEliminarah, envidio la facilidad que tenés para nombrar personajes!
no sé por qué pero a mí me resulta dificilísimo!
bésote, ámote (:
PD: de nada por ponerle un poco de onda al blog, y por cederte la foto (;
nuevamente te ama, Juli.