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Además me gustaría aclarar que toda la producción publicada en este blog no es mía propia, sino que en todo me ayudó, poco más o poco menos, pero siempre significativamente, Hernán Tenorio.



viernes, 29 de abril de 2011

Mario Urizábal o los estadíos del amor.

Por Roberto Schmit; Periodista y Crítico literario.

Para qué vamos a negarlo: el amor al principio nos pone poéticos, después nos pone caprichosos, y después nos pone melancólicos. Y después el desamor, que es casi lo mismo: al principio nos pone poéticos, después caprichosos y después, como es de esperarse, melancólicos. Y si uno lo piensa bien, no son cosas que pasen todos los días, si se tiene una vida larga y activa es probable que pasemos por esos estadíos cinco veces, con suerte. Así es que la vida de la gente transcurre entre poesía, caprichos, melancolía, poesía, caprichos, melancolía, poesía… en intervalos más o menos largos, más o menos veces. Pero todas igualmente divertidas e interesantes.
Esto puede verse observando sin mucha atención la obra del gran poeta Mario Urizábal: los títulos de sus libros, por ejemplo: Entre milagros y lunas (Alfaguara; 1985), El intervalo constante (Alfaguara; 1987), Lo que nunca será (Alfaguara; 1988). Claramente se pude ver que por estas épocas el gran Poeta había conocido a Luna Varse, su primer amor. Más adelante, unos años después publicó en España su obra cumbre: Poemas para Raquel (Anagrama, Madrid, 1992), un inmenso libro de poesías de más de 800 páginas y de un incalculable valor estético. La misma Raquel que en 1993 se convertiría en su mujer y a la que le dedicó su transgresor Libro sin lengua (Anagrama, Madrid): un intenso ensayo en poesía sobre los vericuetos del idioma y sobre la incomunicación. En 1995 publicó Pequeño anecdotario (Sudamericana), su primer libro de cuentos, de apariencia surrealista y con una ideología anarquista bastante bien definida. Pero en 1998, antes de su dolorosa separación ya se podía ver la melancolía en libros como Desayuno entre incógnitas (Alfaguara), dedicado implícitamente a Jaques Prevert o Cómo será lo que ha sido, un libro que llego a ser récord de ventas en Italia y Francia, pero que no tuvo buena aceptación entre el público de su propio país. Después pasó alrededor de cinco años sin publicar nada, pero durante los cuales fue fraguando El inaprehensible (Sudamericana, 2002). En 2004, escribió una ecléctica Autobiografía en Verso (Sudamericana, 2006), donde repasaba en lunáticas poesías cada instante de su vida. Esta obra permaneció sin publicar hasta diciembre de 2006 cuando encontraron los manuscritos bajo llave en un ropero de la misma habitación donde, meses antes, Mario Urizábal había decidido quitarse la vida sin dejar ninguna nota, ni explicación, en un gesto que me parece, tenía más de caprichoso que de melancólico.
A cinco años de la muerte de este gran poeta, gran parte de su obra permanece aún sin ser compredida. No se sabe si quiso dar un mensaje a la sociedad o simplemente dejarle al mundo una obra tan original como hermosa. A pesar de las intenciones del autor, tenemos una deuda pendiente con su memoria si no sabemos apreciar cada libro suyo como una verdadera obra de arte literaria.

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