Hay gente que es muy sabia, muy
inteligente, muy elocuente. Un buen ejemplo de eso es mi profesora de Teoría y
Análisis Literario. Es un placer ir a sus clases, porque no sólo se aprende
montones, sino que, además, suelen ser muy productivas. Es un deleite oírla
hablar y, las más de las veces, tira cada frase que te quedás perplejo. Aunque tire frases muy buenas, por lo general, aquellas con las que se queda son las
mejores. Por eso es que yo siempre me siento al lado del tacho de la basura que
está a dos metros de la puerta. Usualmente no necesito revolver, porque siempre
que tira una frase yo me adelanto a la gravedad y la agarro antes de que entre
en el cesto; pero cuando llego tarde o cuando estuve distraído durante la clase
(cosa que pasa bastante seguido), me quedo hasta el final y, cuando todos se
hubieron ido, empiezo a hurgar entre la basura, entre las botellas de plástico
semi-vacías, los papeles de alfajores, las hojas de cuaderno y las lapiceras
sin tinta, en busca del alguna que otra frase para usar en mis cuentos y
siempre pero siempre encuentro muy buenas frases que le dan a mis escritos un
toque intelectual, reflexivo, poético, irónico… Por eso siempre voy a estar muy
agradecido con mi profesora. Me ayudó a escribir la mayoría de mis cuentos y sus
frases están citadas en casi todos, a veces literalmente y otras un poco
modificadas.
Por los pasillos
de la facultad yo le comento a mis compañeros: “¡Che, tenés que ir a las clases
de la Profesora P., tira las mejores frases!”. Y todos están de acuerdo: “La
verdad que sí, qué bueno que haya tan buenos profesores en nuestra universidad,
tan sabios, tan inteligentes, tan elocuentes, etcétera.” Pero cuando se enteran
que uso sus frases en mis cuentos, ahí pierden toda la estima que me tenían por
haberles hecho tan buena recomendación y los más gentiles me tratan de
cartonero literario, mientras que los más duros me acusan de plagio, robo e incluso
de falta de originalidad, a lo que yo les respondo, haciéndome el desentendido
y con el tono más altanero posible que la basura de unos es un tesoro para
otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario