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Todo lo que hay en este blog es literatura. Puede ser interpretada como se quiera, por ende y todo lo que se diga al respecto será respetable y respetado. Es por eso que pido a los lectores y visitantes de este blog que comenten; lo que les parezca, "su opinión nos interesa".



Además me gustaría aclarar que toda la producción publicada en este blog no es mía propia, sino que en todo me ayudó, poco más o poco menos, pero siempre significativamente, Hernán Tenorio.



jueves, 15 de septiembre de 2011

Fragata Presidente Sarmiento o De la reflexión sobre esas cosas sobre las que no se puede reflexionar sin caer en un círculo-espejo/ojepse-olucríc

Me pareció escuchar en la radio: “¿Quién soy?”; pero imposible: la radio no me habla en primera persona. Seguro lo imaginé.  Pero así comenzó mi viaje, mi inquisición, mi auto-inquietud, si es que no toda inquietud es inquietud de sí.  Y se me ocurrió preguntarme, primeramente, sobre la extraña relación existente entre mí mismo y una nota musical, o una afirmación que también puede ser nota musical y tantas otras cosas, pero como era de preverse esa reflexión sólo llevó a una introspección en la que menos se debatía sobre mi persona que sobre aquellas otras relaciones mucho más interesantes y extrañas como, por ejemplo, la inapelable relación entre las nueces y el ruido; entre los pájaros y las manos; entre la esquina y la lluvia y entre el ocho, unos broches y un culo…
Pero seguro alucinaba, seguro no escuché eso en la radio; probablemente hubiera escuchado Tía Carola, que no sólo es nombre de vieja chota, sino que encima es nombre de solterona, porque es tía y no madre Carola o abuela Carola; aunque tal vez el chota en el “vieja chota” no tenga nada que ver con un pito y sea una metáfora de solterona, aunque parezca medio contradictorio llamar a una persona que probablemente no vea una chota hace décadas, “vieja chota”; parece un poco irónico, aunque si la vieja chota no ve una chota seguro necesite anteojos y un buen macho que se la empome; o no, ya me perdí. Probablemente hubiera escuchado alguna otra cosa en la radio. Mejor no prestarle tanta atención, sobre todo porque tiende a ser bastante aburrida cuando está apagada y desenchufada. “¿Quién soy? Tía Carola.”. Tía Carola la chota, tía Carola.
Mi auto-inquisición, además de haberme hecho dar cuenta de que tía Carola las pelotas, o la chota, que da lo mismo, me llevó a un lugar espeso y licuado; mucho calor, mucha humedad y un galpón a la derecha y las vías a la izquierda. En el medio una calle, rodeada de dos veredas. Yo en la vereda que da al galpón. Yo, sujeto, empírico, sujetado, licuado, encadenado, insubordinado, desordenado, gu-ber-na-men-ta-li-za-do (menta-mental). No sé bien cuál es el alcance de mi discurso y decido reflexionar sobre mis propias limitaciones: INSUBORDINADO. Más que una época, es una actitud; más que una epokhé (epokhe) es yba actitud, lo mismo que ir caminando por una vereda, la vereda que da al galpón, y doblar a la izquierda en una calle con el nombre de un barco con el nombre de un presidente; e ir a ese pueblo, tan lindo, tan bonarense, tan pampeano, tan intelectual. (tal vez en griego ni lo entiendan, así que acá lo transcribo: más que una epokhé (epokhe) es una actitud, lo mismo que ir caminando por una vereda, la vereda que da al galpón, y doblar a la izquierda en una calle con el nombre de un barco con el nombre de un presidente; e ir a ese pueblo, tan lindo, tan bonarense, tan pampeano. (tal vez en griego ni lo entiendan, así que acá lo transcribo:

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